Begíjar, en la Loma de Úbeda, creció entre el olivar y los caminos que enlazan Baeza y Jaén. Su caserío se ordena en torno a la plaza y la parroquia, con un perfil blanco y teja árabe que mira a los cerros de la comarca. La economía ha girado históricamente en torno al aceite de oliva y a los oficios del campo y el comercio local, mientras que su situación en cruce de rutas explica un carácter abierto y viajero.
En su casco urbano destacan la Iglesia de Santiago Apóstol, gran templo renacentista, la Torre/antiguo castillo como recuerdo defensivo sobre el llano, y el Museo de Artes y Costumbres Populares instalado en el antiguo Palacio Episcopal. Entre torres, portadas y patios, Begíjar cuenta cómo una villa de la Loma se ha convertido en el pueblo vivo y acogedor que es hoy.