201,22 km²
14.681
596 m
La Carolina, cabecera de Sierra Morena jiennense, nació en plena Ilustración como capital de las Nuevas Poblaciones impulsadas por Carlos III (1767). Su trazado en damero, la llegada de colonos centroeuropeos y su situación estratégica junto al paso de Despeñaperros marcaron un carácter ordenado, abierto y emprendedor. Entre los siglos XIX y XX se integró en el histórico distrito minero Linares–La Carolina, con una intensa explotación de plomo y plata que dejó chimeneas, pozos y talleres como huella de un pasado industrial decisivo. Muy cerca, el campo de la batalla de las Navas de Tolosa (1212) recuerda uno de los hitos medievales de la Península.
En su casco urbano destacan el Palacio del Intendente Olavide, emblema neoclásico de la administración repobladora; la Parroquia de la Inmaculada Concepción, templo principal del proyecto ilustrado; y el Monumento a las Navas de Tolosa, gran conjunto escultórico que perpetúa la memoria de la contienda. A esto se suma un patrimonio minero visitable y una oferta cultural que explica, entre planos, piezas y relatos, cómo una colonia ilustrada en Sierra Morena se convirtió en la ciudad que es hoy.
Templo principal del proyecto ilustrado. De factura sobria y planta racional, preside el trazado en damero y articula la vida religiosa desde el siglo XVIII. Conserva imágenes y retablos ligados a la historia repobladora y a la antigua fundación carmelita de La Peñuela.
Emblema neoclásico de la administración de las Nuevas Poblaciones. Su fachada equilibrada y el patio central responden al lenguaje ilustrado; albergó funciones de gobierno y hoy mantiene un uso institucional y cultural que lo mantiene vivo en el casco histórico.
Gran conjunto escultórico que recuerda la victoria de 1212. Destaca la figura en bronce del pastor que guía a los ejércitos y los muros pétreos que evocan los pasos de Sierra Morena. Es un hito visual y memorial en la entrada a la ciudad.